Gracias Cello, por dejarme resurgir por dentro y por fuera: Daniel Claret
dió luz, calma y elegancia en la noche de este especial verano del 2020. Por
Anna Jarque
Verano del 2020, ya sabes, tras
esas duras semanas y semanas de sólo pandemia y tristes noticias con la única
ventana -de las pocas- del arte y la música. Te situo, era en la Casa de la
Espiritualidad Sant Felip Neri, en Barcelona, en el marco de “Estius musicals
al jardí de la Casa “ (Veranos musicales en el jardín de la Casa). Daniel
Claret, violoncelista por carrera propia y por genética, nos ofreció su “Diàleg
entre dues èpoques” (Diálogo entre dos épocas), y lo hizo a través del viaje
con Bach, Kurtág y Ligeti. Ese fue mi primer concierto
en vivo, por lo que estando tan sensible al momento, o bien todo me parecería
poco porque mi expectativa era alta, o bien todo me parecería excelso porque mi
sensibilidad era extrema. …pues bien, todo fue com tenia ser: natural, humano,
presencial, sereno, ni más ni menos, con los colores esperados y matices
respirados. Bien….pedir por pedir, una copa de cava fresco al acabar, pero esa
ya es otra valoración o crítica! (léase emoticono guiñando el ojo).
El marco: La Casa de Espiritualidad Sant Feli Neri
hizo un gran esfuerzo de organización y coordinación para que el evento tuviera
las medidas necesarias de protección, teniendo además en cuenta que la Casa es
a su vez la residencia de ancianas monjas por las que se debe guardar estricto
cuidado en las precauciones. Habiendo hecha reserva previa, el acto se
realizaba en el polifacético jardín, donde asientos sin visibilidad se
guardaban para las entrada de última hora. Distancias, mascarilla, gel y
antimosquitos, gran previsión. El músico se situó bajo la glorieta, espacio de
gran resonancia i delicada escenografía, por lo que la escena era de una
sencillez y naturalidad que se agradecía.
El concierto: Daniel Claret precedía cada pieza
escogida con la lectura de un texto del propio Kurtág. Si bien toca analizar su
interpretación como músico, cabe destacar su interpretación com rapsoda. Claro,
vocalizando, sin timidez pero sin pretensión, simplemente narrando y dejando
que las palabras vivan a través del espacio que las recorre. Vaya aquí alguno
de sus fragmentos:
-”Conscientemente soy absolutamento ateo, pero si
considero a Bach no puedo ser ateo…porque en su música hay oración”(…)
E inicia la suite n.2 en Re Menor de JS.Bach, donde
piel y sólo piel, y también paisaje, y también paseo se funden entre las
imágenes que bailaron entre nosotros.
-”…En el fondo vivo de impresiones muy breves”(…)
Y suena una selección de “Signes, Games and Messages”
de György Kurtág. Y las puertas del alma se fueron abriendo y cerrando y
abriendo y cerrando.
-”…El presentimiento que hay algo más elevado”(…)
Ahora una sonata de Ligeti. …porque la vida es una
montaña rusa.
-”…El instinto es lo más importante”(…)
Suena una segunda selección de Kurtág. Fue silencio
musicado, con tanto peso y tanta ligereza como ese mismo silencio se pueda
vivir.
-”…la fe no es un sueño, es un ser vivo”(…)
Y es el momento de la suite
n.3 en Do Mayor de JS.Bach. Aquí vivimos en directo el éxtasis del intérprete.
Daniel Claret se entregó a la música para que ésta viviera utilizándole a él de
herramienta, de mensajero sutil y preciso. Él no estaba, cerró los ojos, tocó
de memoria, sin mente y sin cuerpo, porque él sólo existía a través de su
violoncello, Daniel no tocaba, tocaba su alma. Y esa alma siendo presente, pudo
ya viajar a través de la Bourré I y II y
de la Giga. Tan sublime fue su presencia que no
entregándose a la técnica prefería deslizarse entre las notas con sus diminutas
trampas y retos, como piedras hay en los caminos. Y si en algún momento dedo o
cuerda se mostraban diferentes, lo eran como diferentes son los pasos cuando
caminas. Prefiero esos caminos vivos que no los caminos de asfalto. Es decir,
Daniel magníficamente no resultó un robótico técnico del metrónomo sinó que se
entregó a su respiración, la del público y la de esta pieza musical, naciendo
esa cuarta respiración que estremece cuerpo, mente y alma. Un amalgama de
pieles melódicas. El vello no estaba de punta. Era más, Era todo nuestro
interior silenciado para escuchar ese otro universo que se nos aparecía.
….uau.
Sin más.
…
También como “guionista” del concierto Claret supo
intercalar a los tres compositores y diferentes épocas como el propio título
señala: dialogando. Un diálogo dialógico, como diría Panikkar, manteniendo el
respeto y la atmosfera para cada música, sin prestar protagonismos gratuítos
sinó siendo cada uno de ellos protagonista y complemento para el espectáculo.
La parte técnica del concierto -luz y sonido- apoyaron
el evento desde la más discreta pero necesaria presencia.
Gracias Daniel Claret por
este regalo. Gracias Daniel por todavía ahora arrastrar la piel y la técnica
del gran músico Lluís Claret, que tuviéndolo de público intercaló miradas
incisivas-no negativas y miradas paternales, un ecléctico juego familiar bonito
de observar.
Gracias Casa de la Espitualidad
Sant Felip Neri por la osadía y el
regalo de este ciclo en tiempos tan difíciles, donde conjugar la tiempos de
crisis económica para los artistas versus crisi
económica para el público, no es tarea fácil. Pero vuestra luz y experiencia
para regar las almas se nota en cada actividad que se programa.
Daniel Claret, violoncello. “Diàleg entre dues
èpoques”
Casa de l’Espiritualitat Sant Felip Neri
Barcelona, 28 julio 2020
Anna Jarque
Agosto 2020